Un joven entra a una tienda y toma de uno de los anaqueles un pedazo de queso y le dice al tendero "Señor, no tengo dinero con que pagarle este queso, tengo mucha hambre", el tendero muy serenamente le contesta "Hoy no fío, pero mañana sí". Aquel joven se desilusionó por un momento pero meditó la frase del tendero y decidió regresar al día siguiente con la intención de conseguir ese anhelado pedazo de queso. Al día siguiente, el joven regresa, entra a la tienda, toma el pedazo de queso y le dice al tendero "Señor, he regresado ¿hoy si me fiará ese pedazo de queso?", el tendero muy serenamente le dice "Hoy no fío, pero mañana sí".
El relato anterior podría parecer una burla absurda o un juego de palabras, pero va más allá de eso: el mañana no existe.
Es cierto que solemos hacer planes a futuro: viajes, compras, cumpleaños, aniversarios, graduaciones, fiestas, acontecimientos, etc., sin embargo, el mañana realmente no existe, y quiero tocar este tema sin que pienses que estoy descartando la existencia de uno mismo en el mañana, es decir, hoy existo mañana no, esta no es la intención de mi mensaje.
Actualmente existe una teoría de la física cuántica que habla sobre las vidas paralelas (teoría de cuerdas), es decir, que es posible que estemos viviendo otra vida (o realidad) en este mismo instante, paralela a la nuestra, en la que ya hicimos cosas que no hemos hecho en la nuestra, o viceversa, que en la otra vida ya morimos y en esta otra seguimos vivos. Esta compleja idea no parece ser tan descabellada y pienso que pudiera ser cierta, pero en este momento hablo de la importancia del presente en un sentido más importante, en la ausencia del tiempo.
El presente es tan grande como la vida misma, sin dar cabida al futuro, es decir, planeamos cosas a futuro porque nos basamos en la medida del tiempo, pues el presente es tan grande, que se compone de muchas noches y días, es imposible que hagamos todo en un día o en una noche. Por eso el ser humano se basa en el concepto del tiempo, para distribuir todo lo que hace en etapas, pero en realidad no hay un mañana, todo lo hacemos en el mismo y único presente, que es la vida misma.
Pensar en el mañana es postergar nuestras acciones, es decir, es pensar que tenemos una segunda oportunidad de hacerlo, empero a ello, lo que no sabemos es que nuestro presente, es decir, nuestra propia vida, puede ser interrumpida por nuestros propios deseos, por las circunstancias, por la salud o por nuestros propios actos. Si morimos, nuestro presente acaba y no hay más qué hacer en la vida terrestre.
El tiempo es infinito, las escalas tendrán que cambiar para medirlo mientras el humano exista, pero éste concepto creado por el hombre es infinito, el tiempo deja de existir si nosotros así lo decretamos.
Las acciones que hoy hacemos, los actos en los que conseguimos estar en equilibrio con nuestro entorno, hacen que nuestro presente se vuelva eterno: ¿cuántos de nosotros recordamos o llevamos en el corazón y en la mente a gente que ya murió en vida? Esa gente sigue presente, gracias a sus acciones que marcaron o heredaron en nuestra vida, siguen haciéndo de su hoy un eterno presente.
La pregunta es ¿Realmente creemos en el futuro? ¿Dejamos las cosas para el futuro? ¿Buscamos el eterno presente? Si hoy tenemos la oportunidad de hacer algo que deseamos, entonces es hoy cuando debemos hacerlo, no mañana.
Tus comentarios son bienvenidos.
La chica de la imagen se parece a mi ¡¡
ResponderEliminaratte: la rana